Inspirame una canción, un suspiro, un sentimiento más puro que el amor y algo más doloroso que el olvido.
No sé por qué entraste en mi vida. Tal vez no tenga que preguntármelo. Lo importante es que estás acá ahora.
Siento el impulso apoderarse de mí, de nuevo, como si no hubiera pasado esto una mil veces ya. Voy a dejarte ir. Al final, todo lo que diga se lo llevará el viento. Son sólo palabras.
Puedo ver mil colores en tus ojos cuando me mirás. Sin embargo nunca te he visto. No es demasiado tarde todavía. Sé que lo entendés perfectamente. Forma parte de nuestro mundo, el que construímos hace mucho tiempo en ese lugar secreto en el que, a veces, nos escondemos de los demás. Sólo me dejo llevar por la corriente. Sabés que esto es lo que pienso cuando pienso en vos. Nada es claro, nada es permanente, nada es para siempre.
Me pregunté si serias inconfundible. Lo fuiste. Siempre supe que eras vos. Y aunque no quede mucho más que hablar, todas esas cosas que nunca dijimos nos van a perseguir siempre. Y quizá esto sea lo que hago mejor. Dar vueltas sin sentido alrededor de una historia terminada que parece ser lo único que me seguirá durante toda la vida.
No importa en qué lugar esté, siempre hay algo de vos en el aire. Siempre está ese presentimiento de que voy a encontrarte, cantando en nuestro idioma, comunicándote conmigo. Casi como si en otro universo fueras mío.
Las posibilidades son infinitas. Y si te cruzara hoy en la calle, no lo dudaría, no vas a volver. Nunca estuviste. Pero siempre estás, en todos lados, en todo tiempo. Cuando respiro, el aire está lleno de tu esencia.
Y yo, ya no sé que queda de mí. Creo que te llevaste todas las partes de mí que necesitaba para seguir con mi vida. Mientras sueño mil sueños lejanos, sé que alguien va a devolverme una parte de mi corazón que aún creo perdida.
Y no soy la única que se sentó a ver la lluvia caer durante cada noche eterna que las estrellas escuchaban mil preguntas y deseos. No soy la única que vio estrellas fugaces y pidió que amaras. Pero no es parte de vos. Quizá ese es mi regalo más preciado. El precio que tuve que pagar por caer a tus pies, mi sacrificio.
Vos me diste todos estos recuerdos vacíos, incompletos sin vos. Me regalaste momentos oscuros. Sin que la gente alrededor se diera cuenta de que eras todo lo que quería, lo único que necesitaba. Aún lo creo así, y sabés que es cierto.
Una parte de mí nunca se va a alejar de vos.
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