Cuando él se fue estuve a punto de volverme loca. Entonces te encontré a vos y todo cambió para siempre. Me inspiraste un sentimiento tan intenso, tan especial, que nunca pude comprender como era posible que vos no sintieras lo mismo.
Viendo en retrospectiva todo eso me parece una locura. La forma en que toda mi vida giraba en torno a vos y cuánto me costó entender que vos no me querías de la misma forma que yo. Me prometí que nunca pasaría por eso de nuevo, y así fue. No sé cómo pude hacerlo, pero logré llegar a no sentir nada. Por años me sentí vacía, sabía que algo me faltaba pero no entendía qué. Tenía que sobrevivir, y para eso no podía sentir el dolor que me causaba el saber que nunca fui querida.
Un buen día, él volvió y con él volvió la esperanza, la fe. Sentí otra vez cosas que pensé que ya no sentiría. Entendí lo que había hecho.
Quizás tenga que seguir mi vida sintiendo el dolor, quizás eso sea lo que me hace humana. Ya llegará el tiempo de la felicidad, sólo hay que tener paciencia y no perder la fe. La espera vale la pena, lo sé.
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